Hace ya una semana que terminaron las eliminatorias aquí en Sudamérica, tristemente nuestra selección quedó eliminada, no se pudo hacer lo que hizo los muchachos de la sub 20.
Muchos calificarón la actuación de nuestra vinotinto como lamentable, pero la realidad es otra. Esta ha sido la mejor participación de nuestro combinado en unas eliminatorias a un Mundial de Fútbol.
Fueron unas eliminatorias llenas de altibajos, con la despedida de un tecnico y la llegada de otro, con cambios en los estilos de juegos, en los jugadores, algo que en muchas selecciones implicaría empezar desde cero, pero que en nuestro caso fue una adaptación sobre la marcha.
Fuimos testigos de una selección que no le temía a ningún rival, aún cuando esté por historia o por fútbol fuesen superiores al nuestro.
Fuimos testigos de una vinotinto que entendía que cuando juegas en casa tienes que buscar la victoria y no ceder puntos y que cuando eres visitante debes de estar psicologicamente preparado ante la presión del rival.
Vimos como la vinotinto empezó a vencer su principal rival: nosotros mismos, dejamos de pensar en que somos una cenicienta y que somos un rival facil para los demás. Empezamos a creer que sí se puede, que ningún contrincante es invencible.
Lo mejor de todo este proceso, ironicamente fue lo peor, porque aunque no clasificamos, a todos nos quedó esa espinita de ese juego ante Paraguay, y saben por qué?, porque ahora sabemos que sí podemos ganar.
En tiempos anteriores, la eliminación de la vinotinto no significaría nada nuevo, pero el hecho de que hasta la última fecha habían posibilidades matematicas de clasificar nos indica que aunque el sueño no se logró, estamos realmente cerca de alcanzarlo.
Quedará en la memoria de muchos: la pegada de Rey en los tiros libres, que nos dió la victoria en Ecuador y que evitó que perdieramos ante Uruguay y Chile.
La magia en los pies Ronald vargas y el lobo Guerra, que no tuvieron miedo a la hora de hacerle una bicicleta a brasil.
El olfato goleador de Maldonado y Miku cuyos goles siempre nos brindaron alegrías y esperanzas.
Los reflejos de Renny Vega y su tremendo juego con los pies capaz de dejar en ridiculo a Diego Forlán
Pero por sobretodo la entrega que dió el conjunto.
Porque la Vinotinto no es hoy, la Vinotinto es siempre.
Muchos calificarón la actuación de nuestra vinotinto como lamentable, pero la realidad es otra. Esta ha sido la mejor participación de nuestro combinado en unas eliminatorias a un Mundial de Fútbol.
Fueron unas eliminatorias llenas de altibajos, con la despedida de un tecnico y la llegada de otro, con cambios en los estilos de juegos, en los jugadores, algo que en muchas selecciones implicaría empezar desde cero, pero que en nuestro caso fue una adaptación sobre la marcha.
Fuimos testigos de una selección que no le temía a ningún rival, aún cuando esté por historia o por fútbol fuesen superiores al nuestro.
Fuimos testigos de una vinotinto que entendía que cuando juegas en casa tienes que buscar la victoria y no ceder puntos y que cuando eres visitante debes de estar psicologicamente preparado ante la presión del rival.
Vimos como la vinotinto empezó a vencer su principal rival: nosotros mismos, dejamos de pensar en que somos una cenicienta y que somos un rival facil para los demás. Empezamos a creer que sí se puede, que ningún contrincante es invencible.
Lo mejor de todo este proceso, ironicamente fue lo peor, porque aunque no clasificamos, a todos nos quedó esa espinita de ese juego ante Paraguay, y saben por qué?, porque ahora sabemos que sí podemos ganar.
En tiempos anteriores, la eliminación de la vinotinto no significaría nada nuevo, pero el hecho de que hasta la última fecha habían posibilidades matematicas de clasificar nos indica que aunque el sueño no se logró, estamos realmente cerca de alcanzarlo.
Quedará en la memoria de muchos: la pegada de Rey en los tiros libres, que nos dió la victoria en Ecuador y que evitó que perdieramos ante Uruguay y Chile.
La magia en los pies Ronald vargas y el lobo Guerra, que no tuvieron miedo a la hora de hacerle una bicicleta a brasil.
El olfato goleador de Maldonado y Miku cuyos goles siempre nos brindaron alegrías y esperanzas.
Los reflejos de Renny Vega y su tremendo juego con los pies capaz de dejar en ridiculo a Diego Forlán
Pero por sobretodo la entrega que dió el conjunto.
Porque la Vinotinto no es hoy, la Vinotinto es siempre.
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